<

¿Quién quiere ser docente hoy?

Publicado el 28/07/2025 y modificado el 04/08/2025 en Sin categoría Imprimir

En las últimas semanas, dos informes coincidieron en señalar una realidad preocupante que quienes trabajamos en instituciones educativas venimos palpando hace tiempo: cada vez cuesta más encontrar docentes. La dificultad no se limita a áreas específicas ni a ciertas regiones. Es una tendencia estructural que interpela al presente y futuro de la educación en Argentina.

Según Argentinos por la Educación, la matrícula de los profesorados cayó un 5% en la última década. Esto no significa simplemente que haya menos alumnos: también implica que hay menos egresos y, en consecuencia, menos docentes formados para ocupar cargos. A esto se suma un dato aún más alarmante: un relevamiento de AIEPA indicó que el 90% de las escuelas privadas consultadas tuvieron dificultades para cubrir al menos un cargo docente el último año.

La escasez de candidatos es especialmente aguda en materias como inglés, física-química e informática, pero también afecta a los niveles inicial y primario. Las búsquedas se extienden durante meses, muchas veces sin éxito. Y las instituciones, ante la urgencia, deben tomar decisiones que no siempre garantizan calidad pedagógica: recurrir a personal sin título docente, contratar profesionales de otras disciplinas sin formación pedagógica o sobrecargar los equipos existentes.

La paradoja educativa

Mientras la cantidad de estudiantes en el sistema obligatorio (inicial, primario y secundario) se mantiene estable, la cantidad de nuevos docentes se reduce. Y aunque hay provincias como Santa Fe con una presencia significativa de institutos de formación (118 en total), la tasa de egreso sigue siendo baja: apenas un 7% de quienes cursan finalizan cada año.

¿Por qué sucede esto? La respuesta, en parte, está en las condiciones estructurales de la carrera docente. Las trayectorias son largas y muchas veces discontinuas, en un contexto donde estudiar demanda tiempo, recursos y, sobre todo, proyección a futuro. Pero si el horizonte profesional no ofrece estabilidad ni un salario digno, la vocación sola no alcanza.

El salario docente en su peor momento en 20 años

Según un análisis del economista Alejandro Morduchowicz, el salario docente nacional en 2024 fue el más bajo en dos décadas, medido en relación con la inflación. Esto no es solo un problema económico: es un síntoma de desinversión, de falta de priorización política y social.

Entre 2005 y 2015, gracias a la Ley de Financiamiento Educativo, el salario docente creció un 35% y alcanzó su punto más alto. Desde entonces, el deterioro fue constante. En 2024, el sueldo promedio de un maestro de grado con 10 años de antigüedad quedó por debajo del nivel de 2005.

Un desafío que ya impacta en las aulas

La consecuencia es evidente: sobrecarga de trabajo, rotación constante, menor motivación y pérdida de calidad educativa. En muchas escuelas, la falta de docentes no solo implica cubrir como se pueda una materia o una sala, sino también replantearse cómo sostener los proyectos institucionales y acompañar adecuadamente a los estudiantes.

La pregunta, entonces, no es solo por qué hay menos docentes, sino qué podemos hacer —como comunidad educativa— para volver a hacer de la docencia una elección posible, valorada y sostenible.

Mirá el informe de Argentinos por la Educación: https://argentinosporlaeducacion.org/informe/institutos-de-formacion-docente/